martes, 21 de mayo de 2013

Capítulo 8

Me respondió en seguida, y nos fundimos en un beso precioso. Nunca nadie me había besado así. Y, si, estaba enamorada. Demasiado enamorada, y quizás el no me quería tanto.
-¡Holaaaaaa!-los dos lo oímos. Era la voz de Susanne. Nos soltamos y me repeiné, aunque Gab dejó nuestros dedos entrelazados. Me separé mas pero el no me dejó. Solté una débil risita. 
Susanne asomó sus ojazos por la puerta y me sonrió. Se extrañó al ver allí a Gabriel.
-Hola, Claire. Gabriel..-e inclinó la cabeza un poco. Yo me sorpredí al ver el gesto, pero Gab sonrió.-Podemos hablar en...¿privado por favor?
Gabriel se fue, no sin antes lanzarme un guiño disimulado con una tos. Lancé otra risita. 
-¡¿Se puede saber que hacías?!-me preguntó muy enfadada cuando estuvimos solas. 
-¿Hablar?-¿Tranquilamente con mi chico? Pensé-¿Esque no puedo? 
-¡¿Y de qué hablabas?!- siguió enfadadísima. 
-¡De mis cosas!
-¿Con mi novio?-chilló.
Espera...¿Novio? Imposible. Gab me lo habría dicho antes de...imposible. 
-¿Como?-dije intentando parecer calmada.
-¡Lo que te acabo de decir!-siguió chillando. 
Me empezaba a doler la cabeza. Pero era imposible. Gab no podía ser así. Me senté en el borde de la cama y empezé a pensar.
-Explícame-le pedí a mi amiga.
-Muy fácil. Me pidió salir el otro dia y fin. ¡¿Que hacías con el a solas?!
-Yo...lo siento mucho de verdad, perdóname. 
Y me teletransporté fuera de la habitación. 

~~NARRA SUSANNE~~

-¿Estas contenta?-le dije a la arcángel que se escondía detrás de la puerta. 
-Perfecto. Le has hecho un bien muy grande a tu amiga.
Y me sentí la peor amiga del mundo.


~~NARRA CLAIRE~~

Bajé justo a la plaza, donde seguía Gab con sus amigos, esta vez sentados en un poyo, en una esquina de la plaza hablando con unas chicas preciosas. Lo que faltaba. Ahora todabía ligando mas. ¿No le bastaba jugar con Susanne y conmigo? 
El alzó la vista y me vió. Me señaló y sus amigos le felicitaron y lo vitorearon. Las chicas me miraban como si fuera un grano en el culo o algo así.
-Hola preciosa-me dijo sonriendo y besandome.
-¡ERES UN IMBÉCIL!-le grité, fuera de mi ser. 
Me miró desconcertado y fue a abrazarme. 
-¡DÉJAME EN PAZ!-comencé a sollozar.-¿Como has podido? ¿Te gusta jugar con la gente y darle la patada, verdad? ¡Eres un imbécil! 
-Claire...¿Que dices, que te ha pasado? ¿Que te han hecho?-dijo mirando a nuestro alrededor, por si había alguien que me había molestado. 
-Mas bien di: ¿Que te he hecho? No me vuelvas a hablar. Sabes perfectamente de lo que te estoy hablando.
Y me fui.



















































domingo, 19 de mayo de 2013

Capítulo 7



Me encontré en una plaza pequeña en la que no había gente, solo dos niñas hablando. Sobre Gab. Casi me muero. Era un capullo pero le quería. Ya no podía negar que su sonrisa, su pelo perfecto y su personalidad me habían enamorado. Pero huía de ello. Me acerqué a las chicas y oí con mas detalle lo que decían.
-Jesús..¿Tu lo has visto? Es taaaan guapo...-descía una.
-Si, y no paraba de mirar a la nueva esa. ¿Te lo pues creer?-dijo la otra enfadada. 
¡Hablaban de mi! Eso ya no era justo, y me entrometí. 
-Si vais a hablar de mi, hacedlo delante mía-les dije molesta.
-¡Oh!-dijeron girandose y viéndome. -lo-lo siento mucho, de verdad..no pensé que..tu..lo siento..-repuso la que había mencionado lo de la "nueva"
-Ya, pero no critiquéis a la gente a sus espaldas, y mas si estáis en el cielo. 
-Ssi, si, lo sentimos-dijo la otra.- Por cierto...¿Estás con Gabriel?
-No y no os incumbe-Dije yo, marchándome. 
Oí sus risitas al alejarme, y hice como que no las escuchaba. Me alejé y fuí hacia nuestra habitación donde Susanne me había dejado una nota.

          Cielo, no te preocupes. Tengo que irme para hablar con alguien que he conocido,
           Pero estoy de vuelta en una hora. ¿Quedamos para pasear? Me han dicho que hay 
            zonas muy bonitas por aquí. 
                         Te quieroooooo :) 
                                              Susanne


Sonreí y le respondí con otra nota.


                     Cariñooo claro. Yo voy a hacer unos recados y enseguida vuelvo.
                       Te quieeerooo :)
                                             Claire



Le dejé la Nota en una mesita y fuí a teletransportarme fuera, justo cuando Gab se teletransportaba  a nuestra habitación. Me miró, sonrió. Le miré, sonreí. 
-Necesitaba hablar contigo, yo..lo siento tanto...hay algo en ti que me gusta mucho y si no sientes lo mismo lo comprederé, solo quiero que sepas que..te quiero Claire, aunque solo te conozca de un dia.
Lo miré. Era el chico mas guapo del mundo, y tenia sus ojos verdes clavados en mi. Estaba enamorada. me dejé llevar por mi intuición y lo callé con un beso.
Fue el mejor momento de mi existencia.


martes, 14 de mayo de 2013

Capítulo 6

-Encantada- dije yo-Soy Claire. 
-No debes hablarle así a los arcángeles. Pueden enfadarse contigo y eso no es bueno-Cat se había levantado del suelo y volaba hacia mi. 
-Lo se, pero el no se da cuenta de las cosas. Odio a ese tipo de personas.
-Querrás  decir de ángeles. Ya no somos humanos, ni personas. Y eso es lo que me aterra. 
Sentí una oleada de instinto maternal en el pecho y la abracé.
-Tranquila. Pase lo que pase yo estaré ahí contigo. ¿Vale? 
Ella asintió y nos tranquilizamos. A ninguna nos gustaban las fiestas. Así que nos subimos a las habitaciones para descansar. A la mía en concreto. Nos sentamos en el borde de la cama y charlamos un rato. Entonces una oscuridad invadió de repente la habitación. Me sentí muy angustiada sin saber el porqué. 
Las dos nos abrazamos y corrimos hacia el comunicador con la central de justicia celestial.
-Es el infierno. Está muy cerca del cielo y por las noches nos roza, pero os acostumbraréis, luego no es nada.-nos explicó el ángel encargado.
Mas tranquilas ya decidimos descansar mas, y como nos habían explicado al lado de las camas estaban unos pequeños tubitos de un material suave y esponjoso que nos pusimos en el pecho, y una oleada de satisfacción nos recorrió el cuerpo. Eso nos dejaba como atontadas y nos desmayábamos durante dos horas. Esos tubitos teníamos que utilizarlos una vez al dia, porque si no estábamos débiles y sin fuerzas para nada. Entonces, nos quedamos profundamente dormidas.
 Me desperté después de unas horas, en mi cama. Alguien me había puesto una túnica 
blanca muy cómoda, me había desecho las trencitas del pelo y Me había arropado y metido en la 
cama. Susanne. 
Ella todavía  estaba con el letargo. A saber a que hora había vuelto...Me levanté y le di un beso en la frente. Luego todavía con la túnica puesta, salí al balconcito de nuestra 
habitación y miré las vistas preciosas. Había Nubes Por todos lados, y en medio un 
Enorme y grandioso sol dando paso a un nuevo dia. 
A un nuevo dia para los muertos. Me extremecí involuntariamente. Muerta. Que mal 
sonaba, como a libro de crepúsculo.
Salí del balcón y preparé la ropa para bajar a la plaza. Elegí unos legin blancos (como no) 
y una blusa del mismo color, con encaje en la cintura y en el cuello. Necesitaba hablar con Gabriel. Necesitaba hacer las paces con el. Con podía estar enfadada con el.
Me teletransporté hasta la plaza de enfrente del edificio de la justicia celestial. Allí había ángeles caminando, charlando, jugando a la pelota...y un grupo de jóvenes riendo y tonteando. Gabriel era uno de ellos. 
-¡Gabriel!- lo llamé. Todo el grupo me miró. Eran cinco chicos muy atractivos de mi edad. 
Me sonrieron y me guiñaron el ojo menos él. Estaba muy enfadado. Murmuró algo a sus amigos y se acercó a mi. 
-Qué quieres- dijo malhumorado.
-Yo...hablar contigo, y decirte que lo siento...mucho.
-Vale- dijo. 
Me extrañé. No esperaba esa reacción de el. Lo consideraba un ejemplo, un chico serio, un arcángel. Y en realidad era un adolescente como yo, un chico que era muy sereno en el momento en que se lo proponía. Y eso no me gustaba.
-¿Has terminado?- me despertó su voz.
-Yo...si
-Pues adiós entonces. Nos vemos esta tarde para la entrega de ahijados. 
Aun estaba serio. Muy serio. 
-¿Aún estas enfadado?-le dije cuando se giró.
-No- respondió sin volverse.
-¿Y por qué no me hablas?- le dije con los ojos llenos de lagrimas
-Porque no eres como esperaba.
Eso me dolió de verdad. Si ese era el verdadero Gabriel, prefería mantenerme alejada.
Así que me giré y corrí todo lo que pude, huí de mi misma.
-¡Claire, espera! Fué lo ultimo que oí.








































































Capítulo 5

      Estábamos perfectas para la ocasión, pero de ver allí tanta belleza casi nos desmayamos. Las ángeles llevaban trajes blancos y vaporosos y los ángeles trajes blancos también e impecables corbatas y cinturones. En un pequeño estrado estaban sentándos once ángeles mucho mas hermosos y esbeltos que los demás. Susanne me undio las uñas en la piel, pero no me dolió en absoluto. Ahora que me daba cuenta tenía la piel muy pálida y no se me notaban las venas...Fuimos a undirnos en la multitud cuando alguien nos cogió del brazo y nos llevó consigo al estrado, donde había sentadas en otras cinco sillas dos jóvenes y una niña de unos siete años. Nos sentaron en las dos sillas libres. Gabriel se sentó en la ultima silla de la mesa central del estrado donde se sentaban los otros once ángeles. Cuando lo hizo, la mesa se iluminó al igual que nuestros corazones. De ellos salió una refulgente luz que voló hasta la mesa central y se posó con gracia en el centro. 
-¡Bienvenidos de nuevo, una vez mas a la fiesta de entrada de estos ángeles, que, son nuevas almas para el cielo!- Dijo una mujer corpulenta pero dulce que se sentaba en una de las sillas centrales.
La niña pequeña que se sentaba a mi lado tembló. 
-¡Ahora, enseñaremos a estos nuevos ángeles a amar y prepararse para ser guardianes de alguien! Jon- y señaló al joven que se sentaba al lado de la niña-Marc- y señaló al otro joven-Susanne, Caterine- señaló a la pequeña- y Claire, ¿Os comprometéis?- La niña que estaba a mi lado no paraba de temblar, y soltaba pequeños gemidos de vez en cuando. 
-Si-dijo Jon
-Si-dijo Marc
-Ssi-dijo la pequeña
-Si-dije yo
-Si-dijo Susanne
-Entonces estáis preparados para ser ángel guardián de algún niño.-Continuó la mujer- Y 
ahora divertíos. Dentro de unas horas estaréis mas que listos para la adopción guardiana.
El estrado desapareció, y Susanne, Marc y Jon se fueron a charlar y a bailar. 
Caterine no paraba de temblar y se dirigió a un lugar apartado para acuclillarse y pensar. 
Yo la seguí en silencio, pero sentí una presencia detrás de mi. Me giré y vi a Gabriel sonriendo. 
-¿Te gustan los niños eh?
-Me parece demasiado horrible para gustarme.
-No te entiendo- Me miró desconcertado
-¿Esa niña a muerto?- Le expliqué muy seria.
-Claro. 
-¿Y lo encuentras...normal? ¡Tiene menos de siete años! ¡Y a muerto!
-Bueno, tu tienes dieciséis. No hay mucha diferencia. 
-¡Diecisiete!¿Que no hay diferencia? ¡Siete años, Gabriel, SIETE!- grité, fuera de mi.
-¡Tu para mi también eres una niña! ¡Todos tienen que morir algún día, joven o viejo!
-¿Cuantos años tienes tu, acaso?- Le dije, retándolo.
-¡Doscientos, Claire, y no tienes que tratar así a la gente que intenta ser amable contigo!
Y se marchó. Entonces supe que había metido la pata.
-No tienes que sentir lastima por mi. No te lo mereces, eres muy buena-Dijo una vocecita detrás de mí.-Soy Caterine, pero mis amigos me llaman Cat.


























domingo, 5 de mayo de 2013

Capítulo 4

Era el sitio mas bonito que yo vi en mi vida. Aunque la verdad, ya no estaba en mi vida. Que raro era pensarlo, y pensar que no vería mas a todos mis amigos, familiares, etc...De todas maneras, en mi vida nunca había hecho algo importante ni lo haría. La verdad es que era penosa. La adolescente soñadora y tímida que lo único que hacia era...escribir. Y eso no aumentaba la popularidad, ni te hacía mas guapa, ni mas provocativa...Eso solo te aumentaba en personalidad y sueños, cosa que en el mundo, ya no se ve. Y no ayuda nada de nada. Yo no me he podido quejar de mi popularidad, la verdad. Era mas bien alta, muy alta, cosa que nunca he logrado entender. Yo nunca he sido normal, ni siquiera en el cielo. Yo nunca he sido ese tipo de niña pija, tonta  o interesadísima por el maquillaje o el novio. No, que va. Yo nunca fui ese tipo de adolescente ni lo seré nunca, y eso innumerables veces me deprimía, al no poder ser como las chicas de mi clase. 
Como siempre, el gritito de Susanne me despertó de mi letargo, una vez más, emocionada por lo que veía. Era una amplia habitación, blanca y con tonos pastel.

-Sé que los ángeles no duermen,  pero pueden descansar o deleitarse con la vista. Y todos merecen algo así-dijo Gabriel.
-Es...precioso-Logré articular yo.
-Descansad un poco y..pensad. Sé que lo necesitaréis. No es fácil adaptarse a estar muerto. Dentro de un rato arreglaos y pasaos por la gran casa. Esta noche hay una gran gala en vuestro honor.
-H-a-l-a-Dijo Susanne encantada.
Gabriel se fue, y nos quedamos solas en la enorme habitación. Hay que reconocer que era perfecta. Me senté en el tocador y me miré al espejo mientras me deshacía las trenzas que habían aparecido en mi pelo. Odiaba las trenzas, las coletas, las pinzas...me gustaba tener el pelo suelto y libre. Susanne ya estaba dando botes por la estancia entera, pensando qué se pondría para la gala. Yo en cambio, no sonreía. Es más, aparecieron varias lágrimas en mis mejillas, y es que esto no podía ser cierto. Yo soñaba, seguro. 
-¡Claire! ¿Qué te pasa cariño?-Me preguntó alarmada.
-¿cómo puedes estar tan contenta, Susanne? ¿No te das cuenta de que hemos muerto y de que nunca volveremos a ver a nadie mas?¡A nadie!
-¿Y qué? Se reunirán con nosotras pronto, y además, esto no está tan mal. No estés triste, que me pongo yo triste. Ven, y vamos a elegir qué ponernos. ¡Si vieras cómo estás de guapa...! ¡Y yo de fea....! Hay personas que mejoran, pero también personas que empeoran...

Sonreí y la seguí, negando en señal de descontento. Susanne era preciosa. Estaba un poco rellenita, tenía el pelo negro, liso y brillante, y las mejillas sonrosadas y cuando sonreía siempre, se le formaban hoyuelos en las mejillas. Era adorable. Yo era más delgada y alta. Tenía el pelo castaño y ondulado que caía haciendo ondas por mi espalda. Los ojos verdes, y según mis amigas, tenía las piernas más bonitas que una adolescente pudiera desear, pero no era para tanto. Entre las dos, abrimos el armario y lo encontramos lleno de vestidos y conjuntos blancos. Se nos escapó un silbido de admiración. Ella escogió un vestido hasta los tobillos, blanco (como no), con unas perlas en el escote y unos zapatos de tacón pequeño. Yo un vestido hasta los tobillos también, ceñido y con unas bailarinas suaves y vaporosas. Las dos nos peinamos entre risas y codazos,(¿os suena?) Susanne escogió recogerse el pelo en un moño al lado decorado con una diadema. Yo, el pelo suelto y dos perlitas al lado.
Cogidas de la mano y con el corazón a cien, nos preparamos para bajar a donde nos esperaba una gran fiesta.