sábado, 8 de marzo de 2014

Un relato de un amor para toda la vida.

Hola blogueros:) que tal? Yo por aquí, que me acaban de contar una perciosisima hostoria de amor de una pareja holandesa (o quizas no tan holandesa) que yo conozco... Los nombres estab adaptado, no pensaba poner los de verdad. Espero que la disfrutéis ;)
-¡Ariana, vamos por Dios!- chilló mamá de pie desde la cocina. 
Asentí con pocas ganas y agarré la mochila, morada y azul clara, para el colegio. Luego, al ver que mi pelo era un caso perdido, me hice una cola alta y bajé.
Mamá estaba con Dani y papá desayunando. Murmuré un buenos días y me tomé mi tostada de mermelada y un vaso de leche.
-Buenos días, mi amor- me dio un sonoro beso en la mejilla mi madre. 
-Buenos días, Ari- sonrió papá. 
Sonreí y me lo terminé todo a la velocidad del rayo. Luego, una vez todo hecho, cogí de la mano a Dani, me despedí y fuimos al colegio.
Era una bonita mañana de mayo, llena de olores y brisa fresca que alborotaba mi pelo color bronce. 
El camino hacia el colegio era muy fácil, y yo llevaba haciéndolo desde que tenía seis años. Solo había que caminar por unas callejuelas, luego bordear un paseo rodeado de árboles y y mi colegio estaba a la vuelta de la esquina. Mis amigas ya estaban en la puerta, como todos los días, y Dani se soltó de mi mano para correr son sus amigos. 
-¡Eh, Ari! 
-Hola- sonreí llegando hacia ellas. Cami, una chica rubia y bajita, Laura, una castaña y muy alta, Soledad o Sole, una chica morena y normal y Loreto, una chica castaña y con reflejos rojos que era la chica mas guapa de todo el colegio.
Cuando hubimos halado un poco, sonó el timbre y fuimos a nuestra clase: Octavo de EGB. Nuestro grupo nos sentábamos al lado de las ventanas de la izquierda, junto al río y al patio. Tomamos asiento rápidamente porque la primera clase la teníamos con la señora Ramírez, la mujer con mas mala idea de todas las profesoras que había allí; una anciana de pelo moreno y canoso, alta y encorvada y con una varilla de madera siempre en su cartera reservada para las mas rebeldes. 
-Buenos días, niñas. Sacad ciencias Sociales y abridlo por la página ciento trece, la que había que estudiarse para hoy. ¿Alguna voluntaria? ¿No? Pues entonces me dais el gusto de elegir yo. 
Todas tragamos difícilmente y cerramos los ojos, esperándonos lo peor. 
-Trinidad Rodríguez. ¿Trinidad? Van aquí y dime los afluentes del río Tajo. 
La niña bajita y morena se acercó y temerosa, los dijo casi todos. 
-¿Nada mas? Te faltan tres, Trinidad. Vamos, piensa y dímelos. 
La niña cerró los ojos pero no logró acordarse. La profesora, enfadada, la mandó a su sitio. 
-¿Y para esto mando yo que os estudiéis la lección? Vamos, otra niña que me diga los que le faltan.¿Ariana Baldillo?  Vamos, querida, ven aquí.
Con el corazón a cien, bajé la vista y se me nublaron los ojos. 
-¿No vienes? ¿Qué demonios te pasa? ¿Por qué lloras? No debes llorar. Las buenas mujeres no lloran. Anda, llorando y tan mayor. ¡Niña, que estás en octavo! Si por lo menos estuvieras en quinto...Vamos, ven aquí ahora mismo. 
Despacito, avancé hasta su mesa y me quedé ahí, parada.
-Venga, dime los principales afluentes del río Tajo.
-No los sé- musité, alzando la vista. 
-¿Qué has dicho?- dijo, encolerizada. 
-Que no me los sé, señora Ramírez. No pude estudiar ayer. 
-¡Aquí se estudia!- dijo dándome un bofetón. Toda la clase se quedó muda- Mañana voy a sacarte la primera, y te preguntaré los afluentes de todos los principales ríos de España. Así que ya puedes estar incando los codos en tu mesa.
El resto de la clase fue aburrida y temida, así como todas las demás: dibujo, matemáticas, e inglés. Cuando llegó el recreo, por lo menos, nos despejamos un poco.
-¡Qué loca está esa mujer!- exclamó Loreto nada mas salir de la clase.
-Es cierto. ¡Mira que pegarle a Ari, que es una de las mejores de la clase!- bufó Cami.
Asentí desanimada y fui al baño con ellas para refrescarme un poco la rojez del bofetón. Tenía la marca de su retorcida mano en mi mejilla derecha. 
-¡Hey chicas!- dijo una alumna de primero de BUP- Los chicos de tercero de BUP y primero de COU van a saltar la valla. Tenéis que venir os- soltó emocionada. 
-Ahora vamos, joder. ¡Y la manía de los chicos del colegio del otro lado de la valla!- respondió enfadada Laura. 
Yo, emocionada, miré a Loreto, que también sentía muchas ganas de ir, y juntas, reímos y echamos a correr hacia el rincón del patio donde una simple verja nos separaba con un colegio de chicos. Allí, disimuladamente detrás de un montón de pinos estaban unas quince chicas expectantes, mientras unos siete chicos reían e intentaban hacer planes para saltar la valla. Loreto y yo llegamos, sabiendo que éramos las mas pequeñas y las que menos teníamos posibilidades, pero...¿Qué pasaba por probar? 
Los niños eran autenticas bellezas. Había tres morenos y altos, con los ojos castaños y muy sonrientes. Otros mas castaños y normales, y había un grupo donde había...algo muy especial.
De repente, mi corazón empezó a latir muy deprisa. Mucho. Mis ojos se abrieron de par en par. Un chico rubio, con el pelo perfectamente desaliñado, con los ojos color color verde esmeralda y uniforme con una corbata medio caída, me escrutaba con la mirada. Era, indudablemente, el mas guapo de todos, y estaba rodeado de chicos que le hablaban. Todas las niñas, que estaban mas pendiente de él que de otra cosa, me miraban con una mezcla de odio, incredulidad y burla. 
Con un gesto involuntario, me acerqué a la valla y él también se acercó. 
-¿Cómo te llamas?- preguntó, sonriente y perfecto. 
-Ariana- contesté, y para mi asombro, nada nerviosa- ¿Y tu?
-Rubén. ¿Te gustaría que saltara la valla? Si tu no quieres, no la salto, por que de todas maneras me voy a llevar un bofetón o dos- rió guiñando me el ojo. 
-Sáltala- dije sin dudarlo. Y rápida y ágilmente, fue el primero que pasó a nuestro terreno. Todas las chicas, muertas de alegría, vergüenza y pavo, reían y se acercaban a él, pero él solo me miraba a mi. 
-Vamos- me tomó de la mano sonriente, y me alejé con él por los pinos.



EPÍLOGO

5 años después...

-Mamá, yo me voy a Madrid con Rubén, como que me llamo Ariana- dije sentándome con ella, así de sopetón, en una silla de la cocina.
Mamá levantó la cabeza de su lectura, me miró sonriendo y negando con la cabeza y habló.
-Te llevas cinco años con él, es muy mayor, cielo...pero de todas formas, Si te vas con el, te casas, Ariana Baldillo. Por mucho tiempo que lleves con tu novio, no voy a dejar que te escapes con él si no te casas. 
Bajé la mirada, pensando. ¿Y si él no quería? Seguro que no quería. Pero él había hablado muchas veces sobre el matrimonio ¿No? Por que a mi me encantaría. 
-De acuerdo. Gracias, mamá- le di un beso en la mejilla. 
Cogí mi abrigo y salí al jardín, donde un preocupado Rubén paseaba de aquí para allá. Cuando me vio, corrió hacia mi.
-¿Qué tal, te ha dejado?- me preguntó ansioso.
-Rubén, nos casamos.
-¿Que nos casamos?
-Es decir, si te parece bien.
-Me parece bien.
-¿¡Te parece bien!?
-¡¡Nos casamos, Ari!!

Y cogidos de la mano, juntos hasta el fin, nos alejamos, llenos de felicidad, alegres y con jóvenes proyectos, que se convertirían en realidades futuras. 

Fin.