jueves, 19 de septiembre de 2013

CAPITULO 13

Gabriel ascendía los fríos peldaños de piedra rápidamente. Génesis lo iba a matar.
Sin vacilar, abrió la puerta de un golpe y se sentó en el estrado, ocupando su asiento junto con los demás arcángeles.
-Compañeros- dijo a modo de saludo, hundiéndose en la silla. 
Los demás lo miraron con desaprobación.
-Gabriel- dijo Génesis negando con la cabeza- Llegas tarde. 
-Ya, lo siento- dijo cansado. 
-Ya hablaremos mas tarde de esto. Miguel...
-Que pase- dijo este imponente. 
La puerta principal se abrió, dejando ver a un guardia que cogía por el brazo a una joven diablesa que temblaba
El guardia habló primero.
-Señores, esta hija de Satán ha llegado recientemente con un mensaje para mis Señores. La arcángel Génesis la ha permitido pasar al cielo. No ha querido abrir el pico en todo el día. Dice que solo hablará con Los Arcángeles. 
La miró con profundo desprecio.
-Bien- dijo Miguel. Él, como siempre, tenía un sillón en el centro de la mesa de Los Arcángeles.- Puedes marcharte, gracias. Tú- dijo señalando a la diablesa- No.
El guardia,hizo una inclinación de cabeza y se marchó.
-Empieza a hablar, oscura- dijo Miguel clavando sus fríos ojos índigo en la joven- ¿Quién te ha mandado aquí, y con qué fin? 
Ella tembló.
-Seré muy breve, Señor. Me manda mi amo. Hace saber a Los Arcángeles que tiene en su poder a una joven ángel con mucho poder dentro .Pero que muchísimo poder. Solo quiere algo a cambio de ella; El anillo de Miguel. 
Gabriel se envaró y se puso en pie.
-¡¡Tú!!- gritó yendo hacia la diablesa- ¡¿Quién es tu amo?! ¡¿Cómo ha conseguido a Claire?! 
Miguel abrió mucho los ojos.
-Cálmate, Gabriel. Sea donde sea que esté esa ángel tiene que estar bien, si no no negociarían en devolvérnosla.
Gabriel temblaba de ira.
-Exijo ahora mismo una audiencia con tu amo- le dijo furioso a la diablesa.
-Mi señor, no creo que mi amo esté dispuesto a eso, es bastante testarudo cuando quiere, pero puedo volver y contarle lo que ha sucedido aquí, si os parece bien- dijo ella retrocediendo.
-No. Si quiere negociar con algo será contigo. ¡Guardias!
De las paredes salieron dos enormes y corpulentos guardias que la paresaron.
-¡Gabriel!- tronó la voz de Miguel- ¡Vuelve ahora mismo a tu asiento!
Gabriel giró la cabeza. Se encontró con los imponentes ojos de Miguel mirándolo, como siempre, calmado y aterrorizadoramente serio.
Gruñó y volvió a su asiento sin dejar de mirar a la diablesa.
Miguel retomó la palabra.
-Como iba diciendo, caída, ¿Es cierto lo que me dices?
-Sí, mi señor, se lo juro.
-La palabra de los caídos no es verdadera nunca. Acárcate aquí- dijo levantándose.
Ella se acercó vacilante.
Miguel le tomó la muñeca.
Hizo una muecade dolor. Cuando los ángeles y los demonios se tocaban, esa parte con la que habían tocado al otro, dolía como si ardiera. 
Pero Miguel era fuerte y lo soportaba. Ademas, era su obligación, ya que veía los pensamientos de otros seres con tocarles la muñeca.
A los pocos minutos, Miguel le soltó la muñeca, pensativo.
-Por una vez, es cierto, caída. Tu amo tiene a uno de los nuestros, y supongo que sabrá, que eso viola los acuerdos. 
-Mi amo lo sabe todo, señor.
Él volvió a su asiento, frunciendo el ceño.
-Si tu amo sabe que eso viola los acuerdos, o es un suicida o es un ignorante. Y pocas veces son los demonios ignorantes- dijo Adrién, incorporándose. 
La diablesa se retiró del estrado, lentamente. Los guardias la apresaron rápidamente.
-Márchate, y no vuelvas, caída. Sabes que tu presencia es irritante.- dijo Génesis tocándose las sienes- Guardia, llévala a la barrera, donde los prisioneros. Lógicamente, no podemos dejarla marchar. Tu amo contaría con eso. Cuando un demonio o un ángel pasa las barreras, no puede volver jamás.
-¡No!-dijo la diablesa con un grito ahogado- ¡No pueden hacer eso! ¡Mi amo se enfadará! ¡No le agradará en nada! ¡Déjenme volver! 
Se revolvió pero los guardias la apresaron con fuerza.
-Tu amo, que no ha querido revelarnos su identidad, contaba con que no volverías, caída. No des guerra y asume tu desdicha- dijo Izhuriel, con fuerza. 
-¡Que no, le digo! ¡Conozco a mí amo, y no lo sabía! ¡Dejadme ahoraaa!
Miguel hizo un gesto y los guardias se la llevaron, fácil y pacíficamente.
Los Arcángeles se quedaron solos en la sala.
-Hermanos, hemos sido testigos de una violación a los acuerdos, compuesta por nuestros ancestros, unos acuerdos que los caídos aceptaron. Que se abra votación. ¿Quién de nosotros vota que haya una manifestación para que nos expliquen lo ocurrido?- Dijo Miguel.
Todos levantaron la mano.
-Yo iré contigo, Miguel,digas lo que digas- Gabriel posó sus cálidos ojos verdes en los índigo de Miguel.
-Está bien, Gab. Estás preparado- dijo con una sonrisa. 




miércoles, 11 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 12

Susanne estaba andando inquieta por el pasillo de piedra.
Esperaba muy nerviosa la llegada del arcángel Sebastian, que llegaría de una reunión pronto. 
-¿Querida?- oyó una voz que la llamaba. Velozmente, fué hacia la mujer que la había atedido cuando llegó.
-¿Si?-dijo ansiosa- ¿Ha llegado ya?
-No- dijo mirando unos folios que sostenía en el antebrazo- Pero llegará dentro de unos minutos. Pasa por quí, si eres tan amable. 
Susanne la siguió en silencio.
Andaron y llegaron auna sala amueblada con gusto. tenía las paredes cubiertas de estanterías llenas de libros. En el centro había una mesa de estudio de cristal con una silla detrás, justo delante de un gran ventanal. 
-Espera aquí. El señor llegará pronto- dijo la secretaria dedicándole una sonrisa. Acto seguido se marchó.
Hacía un día que había pedido unareunió urgente con el arcángel Sebastian, y ahora por fín podría contarle a alguin que Claire había desaparecido. 
-Buenas tardes, señorita.
Susanne pegó un respingo. Detrás suya, imponentemente. Estaba un chico fornido e increíblemente alto. No debería rozar los treinta, se dijo. Pero debería tener muchos mas.
-Señor- dijo ella inclinando la cabeza a modo de saludo.
-Me han confirmado que has pedido una reunión urgente para comentarme algo. Siéntate, por favor- dijo señalando una silla blanca mientras se sentaba en la suya. 
La silla ascendió hasta quedar justo detrás suya, y se sentó.
-Si, así es- dijo tomando aire- Verá, no lo hubiera pedido si no fuera algo importante. Mi amiga ha desaparecido.
Sebastian se incorporó alterado.
-¿Cómo?
-Como lo oye. Ayer cuando volví no estaba, y no la encuentro por ningún lado.
-Eso es imposible. Nuestras medidas de seguridad son indiscutibles, y de ningún modo a podido suicidarse, porque enel cielo es imposible sentirse mal.
-Pues ya lo ve- dijo Susanne intentando mostrarse convencida- No tengo ni idea de por dónde empezar a buscarla. 
-Esto no es asunto tuyo apartir de ahora. Si me disculpas, tengo que ir a contárselo a la arcángel Génesis. Puedes ir tranquila. Mañana estará contigo sin falta. 
Se levantó rapidemente y comenzó a andar hacia la puerta.
-Pero..¡Pero no! ¡Yo tengo que ir con usted y ayudarlo a buscar a Claire! ¡Es como mi hermana!- dijo levantándose y llendo hacia él.
-No- espetó- Rotundamente no. Ahora sal de aquí por favor y vete tranquila. Hoy es la entrega de ahijados, recuerda.
-¡No! ¡Espere! Por favor, déjeme ir, soy de utilidad, se lo aseguro. 
-Susanne, vete ahora, no me obliges a llamar a los guardias, por favor. 
Su mirada era gélida, dura, seria.
Susanne asintió obediente, resignándose. 
-La traerán. ¿Verdad?- susurró, bajando la mirada. 
El asintió sonriendo
-Te lo prometo. Palabra de ángel.

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Hola!!!! 
Lo sé, esbastante corto, pero, ¿Qué hago yo si la inspiración me viene a ratitos cortos?
:) Bueno, blogueros, ¿Que os parece? ¿Como va mi novela? ¿Os gusta? 
Y, si tuviérais que elegir, con quien os quedaríais, con Ashlan o von Gabriel?
Se que es un poco pronto, pero os adelanto que Ashlan va a ser un personaje muy, muy, muy importante. 
¡Adiooos! Comentad, porfa :)
Muchos besooos!!!!


martes, 3 de septiembre de 2013

Capítulo 11

Me quedé helada. Tenía delante a un demonio mayor, uno de los que mas mandaban. 
-No vuelvas a salir de tu habitación. ¿Eres consciente de que si te ven unos demonios, por muy inútiles que sean, pueden matarte con solo alzar la mano? ¿Sabes lo que me cuesta protegerte y no matarte como debería de hacer?- espetó Ashlan fulminándome con la mirada. 
Yo la bajé.
"¿Y para qué me proteges?" pensé
-Anda, llamaré a alguna diablesa para que te lleve a la habitación.
Agitó los dedos y apareció una joven diablesa de unos veinte años. 
-Tú misma, llévala a la habitación donde estaba- dijo volviendo la cabeza hacia Aaron.
Ella asintió y siseó descontenta. 
-Lo que voss digáiss mi joven sseñor- dijo sacando una lengua negra y desagradable de unos veinte centímetros, gelatinosa y escamosa. Me fijé en sus ojos, rojos y atigrados. Y su lengua... Puajj, era asquerosa. 
-¡Espera!- dije mientras la diablesa me arrastraba fuera -¡No puedes hacer esto! 
Él se giró hacia mi suspirando y rodando los ojos. 
-¡Por Satán! ¿Y qué quieres que haga? ¿Que llame a tus amiguitos ángelitos que andan desnudos por el cielo para que vengan y te rescaten? 
-¡No!- dije exasperada -¡Para tu información, no andamos desnudos! ¡Y te agradecería que, por lo pronto, me quitaras a esta...criatura de encima!
La diablesa me fulminó con la mirada, y me agarró con fuerza por los hombros. 
-Eres apetecible, ángel. Y no lo digo para comerte. Sabrás que los demonios matamos a los ángeles. Y que un instinto nos hace vulnerables ante eso. No podemos resistirnos. Pero tú... Eres especial. Eres... Tremendamente perfecta para estar ante mis pies , sin vida- dijo  Ashlan acercándose y cogiendo con suavidad un pequeño rizo. Me percaté de que tenía unos profundos ojos dorados con toques grises- No me provoques... Porque la próxima vez no me resistiré y te mataré, pequeña.
Me aparté y bajé la mirada, intentando que se alejara de mí. Era terríblemente aterrador.
-Vamoss, anda, niña...- me dijo la diablesa sacando su larga lengua- Deja en paz al sseñor y métete en tuss assuntoss. No merecess la pena, esstúpida niña mimada. 
Indignada, me revolví, intentando que se apartara y me dejara espacio. Pero de repente, me agarró el hombro, haciendo que cada vez se pusiera mas morado. Un dolor intesísimo me invadió por esa zona. Me estaba arrancando la luz de mi interior. 
Solté un grito ahogado 
Mire a Aaron, y el sonreía perversamente. En cambio Ashlan estaba nervioso. 
-Déjala - dijo -Venga. Ya.
La diablesa me soltó y el dolor terminó. 
Caí al suelo, dolorida. Miré rápidamente mi hombro, rozándolo suavemente. Estaba morado, como si me hubiera dado un golpe. Y los huesos se notaban considerablemente.
-¿Estás bien? - me dijo Ashlan acercándose y tendiéndome la mano.
-Ssi- logré articular, levantándome- Pero agradecería que tus agradables gentes no me atacaran así. 
El se rió, pero volvió a su forma habitual.
-Vete ya y no hagas mas tonterías.
Refunfuñé y comencé a andar hasta la puerta principal.
-No van a dejarte entrar así como así- dijo Aaron agitando la cabeza- ¿Cómo van a dejar entrar a un ángel? No pareces muy lista
Fruncí el ceño, pero paré. 
Aaron se acercó y me agarró del brazo, caminando hacia la entrada.
-¡Eh!- grité intentando soltarme
-Aaron, déjala. Ve a mis habitaciones y espérame allí. Luego iremos a ver a Los Hermanos- dijo Ashlan acercándose.
Aaron asintió .
Ashlan se encaminó hacia la puerta y yo le seguí.
En ella, cinco demonios con grandes lenguas, y grandes ojos atigrados vigilaban y nos escrutaban. 
Le dejaron pasar cerrándome el paso a mi. 
-¿Un Ángel? Pocos vienen por aquí- dijo uno riendo- ¿Qué haces aquí, bonita?
-Viene conmigo- dijo Ashlan con una dura voz.
El guardia se ruborizó pero no perdió la sonrisa.
-¿Su último antojo es un ángelito, señor?
Ashlan levantó la mano, y el guardia desapareció. 
-¿Adónde a ido?- pregunté con voz débil.
Los demás guardias se envararon y miraron al frente, disciplinados. 
-A los siete infiernos- me respondió Ashalan seriamente



lunes, 2 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 10



Me desperté en una espaciosa cama, blanca,  con los bordes dorados. 
Estaba en el cielo, seguro.  Seguro que me habían rescatado de esa pesadilla. Pero...Esa no era mi habitación.  ¿Dónde estaría? 
Intenté levantar el brazo, pero me invadió un terrible dolor en él. 
Vale, no estaba en el cielo porque en el cielo no se sentía nunca daño. Ya sea que  te pincharas con un alfiler o te quemaras toda la pierna, siempre sentías un leve cosquilleo, nada mas.
Si no estaba en el cielo, ¿Dónde estaba? 
Con un esfuerzo sobrehumano, (aunque yo no era humana, claro) me levanté y me senté en el borde de la cama. Vestía ropajes negros, propios de los demonios. Llevaba un vestido negro ajustado a la cintura que llegaba hasta el suelo en suaves hondas. Divisé en un ventanal de la estancia y fui hacia el. El paraje que se extendía ante mi era abrumador. Había dunas y dunas de desierto gris y oscuro, y el cielo estaba contaminado y negro. Comparado con el cielo, este sitio era completamente un infierno. 
En una pequeña mesa de una esquina había una bandeja con un pequeño pastel negro poco apetecible. 
Estaba muy confusa. ¿Donde estaba? Primero un demonio había intentado matarme, luego unas diablesas habían estado arañándome, ¿Y ahora esto? Vamos, un poco de piedad. 
Me encaminé hacia la puerta, casi corriendo. Agarré el pomo e intenté abrir la puerta. Genial. Cerrada. No podía estar mas tiempo encerrada allí.  
Cogí  la sábana de la cama y la arrojé por la ventana, haciendo que cayer en la arena 
negra, haciendo una pequeña colchoneta para amortiguar el golpe
Salté, vacilando. El aire frío y pestilente  me cortó la garganta.  Caí en medio de la pequeña  amortiguación, rasgándome un poco las muñecas.  Me escondí en un pequeño rosal chamuscado y muerto, al oír voces.
Un joven bastante atractivo hablaba junto a otro de su misma estatura. 
Hablaban sobre mi. 
-Ese ángel traerá problemas. Muuuchos problemas- dijo el segundo.
-Oh, vamos Aaron. Ese ángel puede decirnos los secretos del cielo. No te costará nada adaptarte a ella ¿No? - dijo pasándose las manos por los oscuros cabellos.
El chico pareció dudar.
-Si hago esto y te ayudo, es porque eres mi amigo. Pero si algo sale mal, no dudaré en revelar a Los Hermanos lo que estás haciendo. 
-No pasa nada con eso. Hoy mismo iré a consultárselo. Seguro que están encantados con mi idea.
 Aaron rió.
-¿Ellos encantados?- dijo divertido- Puede ser. Solo los he visto contentos una vez, y esa vez fue cuando nacistes. Eres como su hijo. Pero cada vez que le pides permiso para algo, , no parecen muy contentos...
El Moreno pe miró con una mirada asesina. 
Clare en un intento de oír mejor, cayó sobre el rosal, clabándose millones de pequeños pinchos en el cuerpo y en la cara. Sin poder evitarlo, soltó un grito de dolor. 
Los dos muchachos giraron a velocidad del rayo la vista hacia ella. 
-¡Tu!- escupió el joven que antes se reía- ¡Has estado escuchando! ¡¿Lo ves, Ashlan!? ¡Es un peligro! ¡Un maldito ángel no tiene. Sitio aquí! 
Ashlan Me miró seriamente. Yo estaba temblando.
-¡Mira!- dijo de repente Aaron bajando la mano- Le brilla el rostro. Es como si... Fuera un... Arcángel.
-Claro que le brilla el rostro. Tiene luz dentro en vez de sangre, es un ángel, idiota- dijo Ashlan con superioridad- Has salido. ¿Por qué has salido de tu habitación?
Yo me quedé muda.
-Eh..yo... No... Estaba confusa... No sabía donde estaba. Y ahora que lo dices, ¿Quién eres tú para encerrarme?- dije tomando confianza.
Aaron rió. 
-¿Que quién es? Ángel estúpida. Tienes delante al mismísimo demonio mayor Ashlan.